(Historia de un amor de los tiempos de la colonizaciòn rusa de
Amèrica)
En la historia de Amèrica Rusa del siglo XIX existe una leyenda hermosa
y a la vez dramàtica sobre el amor del conde ruso Nikolay Rezanov y la
señorita Marìa de la Concepciòn Marcela
Argùello (Conchita), hija del alcaide de San Francisco.
En el siglo XVIII
Rusia empezò a colonizar la costa atlàntica del Amèrica del Norte, donde
fueron fundados primeros establecimientos
rusos. Sin embargo, los emigrantes sobrevivìan muchas dificultades
debido a la falta de alimento y
advesidad de anglosajones.
En el año 1806 el diplomàtico ruso, conde Nikolay
Rezanov, llegò a Amèrica para apoyar a
los colonos y proteger las colonias contra los yankis.
Al llegar, Rezanov encontrò a los emigrantes en un estado muy
lamentable, incluso sufrìan del hambre. El conde tuvo que comprar a comerciantes anglosajones un barco con trigo
y decidiò viajar a San Francisco que
pertenecìa a la corona española,
para buscar apoyo y protecciòn de
su governador, Josè Darìo Argùellos.
Nikolay Rezanov produjo una impreciòn muy buena en
los españoles, debido a su talento diplomàtico, conocimiento del idioma y
cualidades personales. En uno de las
reuniones del alcaide conociò a su hija, Marìa de la Concepciòn Marcela
Argùello (Conchita), jovencita de 15 años. La muchaha gozaba de una belleza
extraordinaria y ademàs era muy educada, lista y dedicada al fin propuesta, de
manera que logrò encantar al conde que ya tenìa 42 años y era viudo.
Igual que otras muchahas de su edad, estaba soñando con un prìncipe y un dìa este
apareciò en su vida.
El conde decidiò proponer la mano y corazòn a la muchacha. Dicen que èl no estaba realmente enamorado ya
que no podìa olvidar a su querida esposa
que habìa muerto hacìa dos años, despuès
del segundo parto. En el primer lugar, tenìa fines diplomàticos, intentando por medio te
este matrimonio concertar una alianza con españoles y difundir la influencia rusa
sobre toda la costa Atlàntica. Nikolay y Conchita pasaban muchas horas juntos y el conde le contaba
sobre Rusia y sus metas en Amèrica, de manera que un dìa la idea de
hacerse esposa del diplomàtico ruso llegò a ser una meta principal para Conchita.
Ella aceptò su propuesta, causando espanto a sus padres, ya que su
novio no era catòlico sino ortodoxo. Sin embargo, Conchita fue muy perservante para conseguir su
objetifo, asì que sus padres se resignaron y le dieron su bendiciòn.
No obstante, para poder concluir este matromonio, el
conde tuvo que pedir permiso tanto al tsar ruso como al Papa en Roma. Por eso
tuvo que hacer un largo viaje. Prometiò a su novia que arreglarìa todos los
asuntos en dos años como màs tarde y ella le jurò que iba a esperarlo.
En agosto del año 1807 los barcos rusos
nombrados “Yunona” y Avos”, se desatracaron de San Francisco, bien
cargados de trigo, carne y toda clase de provisiòn prestada por el alcaide y buenos cuidadanos. El conde pudo conquistar su amor, admiraciòn y apoyo.
Al cabo de de
un mes las naves llegaron a Nuevo Arjanguelsk, fortaleza rusa en la costa atlàntica.
Los emigrantes estaban salvados. En seguida Nikolay Rezanos continuò su viaje tomando el curso hacia
Rusia y en el mes de septiembre ya estuvo en la cuidad de Ojotsk, en Kamchatka.
El conde tuvo que cruzar toda Siberia, Urales y la
parte europea de Rusia para llegar a San Petersburgo. Sin embargo, ya estaba a
punto de empezar el invierno, y viajar a
aquella temporada era una demencia.
Sin embargo, Rezanov tenìa prisa y no estaba
dispuesto a esperar a que llegara el
verano y echò a viajar a caballo a travès del taiga y montes, a
travès de hielo y nieve.
Siberìa no le perdonò tal imprudencia.
En el mes de marzo, al cruzar un rìo cerca de
Krasnoyarsk, su caballo se cayò por debajo del hielo y el conde se encontrò en el
agua helada. Se puso enfermo y pasò 12 dìas con fiebre. Al recuperarse un poco,
todavìa muy debil, continuò con su viaje, pero al dìa siguiente su caballo se tropezò
y el conde se cayò y se rompiò el cuello.
El pobre
viajero muriò, sin recobrar el
sentido.
Conchita
era fiel y estaba esperando a su novio. Cada dìa salìa a la
costa del ocèano, mirando a lo lejos de donde debìan aparecer un dìa las
naves de su enamorado. Dentro de un año llegò una noticia triste: el
governador de las colonias rusas avisò al hermano de la muchacha que el conde
se habìa muerto por el camino, atravesando Siberia. Tambièn dijo que Conchita
ya era libre y podìa buscar a otro novio.
Sin embargo,
Conchita nunca se aprovechò de esta libertad. No la necesitaba. El sueño
de toda su vida muriò con su novio y la
muchacha ya no tenìa otras metas.
Nunca se casò, se quedò con sus padres hasta que
se fallecieran, dedicàndose a la beneficencia, ayudando a los
pobres y los indios. A los 50 años se retirò al monasterio donde muriò al cabo
de 7 años.
Marìa de la Concepciòn Marcela
Argùello fue enterrada en el cementerio de San Domingo en Monterrey (EEUU, California), allì hasta ahora
se encuentra su tumba.
La tumba del conde Rezanov fue descubierta a
finales del siglo XX, cerca de Krasnoyarsk. Sus restos fueron trasladados a Krasnoyarsk,
al cementerio de Troitsk.
En el año 1981Alexey Rybnikov, mùsico ruso, en
colaboraciòn con el poeta Andrey Voznesensky,
compusò una obra musical, rock-opera
llamada “Yunona” y Avos”, dedicada al amor de Nikolay y Conchita. Su
estreno tuvo lugar en uno de los teatros de Moscù, en el otoño del mismo año.
Uno de los temas principales de esta obra se llama “Nunca
te verè, nunca te olvidarè” (muy hermosa). En el año 2000 en la tumba de Nikolay Rezanov fue establecido un monumento
con estas palabras.
En el mismo año el alcalde de Monterrey Garry
Brown trajo a Krasnoyarsk un puñado de terreno desde la tumba de Conchita y la
dispersò sobre la tumba de Nikolay
Rezanov. A su vez, llevò desde Rusia un puñado de terreno desde la tumba del
conde que fue disipada sobre la tumba de
Conchita en el cementerio de San Domingo
en Benicia.
Asì, al pasar casi 200 años, se celebrò el acto de reunificaciòn de los dos enamorados.
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